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RESUMEN DE COMUNICACIÓN
DISFUNCIÓN DE INJERTO RENAL EN PACIENTE CON VIREMIA VBK ELEVADA: A PROPÓSITO DE UN CASO
Domingo Martínez, L.; Martínez Ruiz, J.; Rico Marco, S.; Lorenzo Sánchez, M.V.; Navarro Jiménez, S.; Tárraga Honrubia, M.A.; Pastor Navarro, H.; Donate Moreno, M.J.; Fernández Anguita, P.J.; Segura Martín, M.; Martínez Martín, M.; Salinas Sánchez, A.S.
COMPLEJO HOSPITALARIO UNIVERSITARIO DE ALBACETE

INTRODUCCIÓN: En pacientes trasplantados de riñón la infección por virus BK (VBK) evoluciona a partir de la reactivación del virus latente en el epitelio del tracto urinario pudiendo causar disfunción y eventualmente fracaso del injerto. El 50% de los pacientes que presentan viremia lo hacen en los 2 primeros meses postrasplante y el 95% en los dos primeros años. La incidencia de nefropatía VBK se encuentra en torno al 3% y sin tratamiento causa pérdida del injerto hasta en el 50%. En receptores de trasplante renal la infección por el VBK ha sido asociada a nefritis tubulointersticial (nefropatía BK), estenosis ureteral y, en menor medida, a cistitis. En receptores de trasplante de médula ósea se asocia a cistitis hemorrágica, que es rara tras trasplante renal.

CASO CLÍNICO: Mujer de 61 años con antecedente de ERCA grado 4 secundaria a nefropatía diabética, en situación de prediálisis y a la que se realiza trasplante renopancreático en octubre de 2016. Inicia tratamiento inmunosupresor con timoglobulina, tacrólimus, prednisona y micofenolato. En agosto de 2017 presenta viremia de VBK de alto grado produciendo nefropatía BK, por lo que se modifica el tratamiento inmunosupresor y se realizan controles periódicos de viremia, siendo esta persistentemente alta hasta 2019 y haciéndose indetectable en 2023. En 2022 ingresó por deterioro de la función renal secundario a uropatía obstructiva de injerto renal a nivel de la unión uretero vesical, que precisó colocación de nefrostomia percutánea y catéter doble J. La paciente también presentaba clínica miccional recurrente, con múltiples urocultivos negativos y sospecha ecográfica de nefropatía del injerto y cistopatía por marcado engrosamiento de la pared vesical. Se realiza cistoscopia con biopsia, observándose inflamación crónica no específica, la citología es negativa para células malignas y en la urodinámica se aprecia acomodación y capacidad cistomanométrica disminuidas. En julio de 2023 se produce deterioro de la función renal y necesidad de tratamiento renal sustitutivo.

DISCUSIÓN: La cistitis asociada a infección por VBK en un paciente trasplantado renal se debe sospechar, en contexto de viremia BK, ante síntomas como disuria, urgencia y espasmos vesicales, junto a urocultivos negativos y, además, suele acompañarse de uropatía obstructiva por estenosis ureteral secundaria a la inflamación, pudiendo causar incluso disfunción del injerto. En caso de uropatía obstructiva los pacientes pueden beneficiarse de una derivación urinaria, si bien, actualmente, el único tratamiento de la infección por VBK consiste en la reducción de la inmunosupresión, aunque los protocolos varían entre instituciones. No obstante, el uso insuficiente de inmunosupresores predispone al rechazo.

CONCLUSIONES: Es fundamental un reconocimiento precoz y tratamiento de la viremia VBK en pacientes postrasplantados renales para evitar los daños derivados de la infección. La única medida eficaz de tratamiento es la reducción de la inmunosupresión, pero se debe lograr un equilibrio para evitar el rechazo.